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Rastro que dejamos al navegar en la red. Cada vez estamos más insertos en Internet y cada comentario o fotografía que publicamos va dejando un rastro con el que se crea nuestro perfil digital.

 

En Internet al igual que cuando nos presentamos a otras personas estamos dando una primera impresión con cada post, like, view que hacemos. Muchas veces se sube contenido inadecuado, que puede ser ofensivo, y que si nos arrepentimos podemos borrar pero ya está registrado en la base de datos. Los buscadores que se dedican a registrar todo lo que aparece en Internet ya han copiado la información, pudiéndose recuperar en cualquier momento. Entramos en la red pensando que nadie nos ve, pero nuestra navegación deja un rastro imborrable.

 

Hemos adaptado nuestra vida al mundo digital sin reparar en la cantidad de información personal que vamos dejando. Al interactuar con los soportes electrónicos, al navegar por Internet o conectarnos a redes sociales…

 

Borramos correos de nuestra cuenta pensando que así desaparecen pero en realidad permanecen en nuestro ordenador, (si no que le pregunten a Urdangarin…)

 

Solemos usar el móvil como almacenamiento de todos nuestros datos sin tener en cuenta que cualquier persona con pocos conocimientos de informática puede tener acceso. Nuestro historial de navegación en la red es un rastro fácil de seguir, por no hablar del GPS …

 

Como ejemplo: “un estudiante austriaco Max Schrems solicitó a Facebook todos los datos que tenían sobre él y la compañía le envió un CD con 1.200 páginas donde no solo aparecía lo que él mostraba en su perfil, sino también sus conversaciones privadas, notas que había eliminado, referencias sobre sus gustos, sus intereses y hasta sus opiniones religiosas”.

 

¿Todo lo que borramos desaparece?

 

Cuando enviamos un documento a la papelera y luego la vaciamos, lo único que hacemos es ocultar el indicador que identifica ese archivo en la memoria del ordenador, no borrar su contenido, que permanece en el disco duro, de donde es fácilmente recuperable.

 

Hay programas específicos para sobrescribir archivos pero esto no garantiza al 100% su eliminación.

 

 Pero si es complicado borrar el rastro que dejamos en los soportes digitales físicos, más complicado aún es hacer desaparecer nuestra huella en internet, para mandar un correo, participar en un chat, poner un mensaje en Twitter o hacer un comentario anónimo en un foro. Además de las huellas que dejan en nuestros equipos están las que dejan en los servidores de las empresas que ofrecen el servicio de correo electrónico, que guardan durante 18 meses los mensajes que borramos. Pero van más allá del mero almacenamiento, escanean nuestros mensajes para mandar publicidad relacionada con los contenidos de los mismos.

 

Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, habla en su libro Desnudando a Google, de hasta qué punto nos tiene fichados a sus millones de clientes. «Cada vez que usamos Chrome, Youtube, Gmail o el buscador, Google toma nota de nuestros gustos, horarios, localización geográfica e intereses personales. Esta empresa ofrece servicios buenísimos, pero no son gratis, como creemos ingenuamente. Pagamos con nuestra privacidad».

 

Pero… ¿Quién puede espiar mi pasado digital?

 

Existen expertos que pueden seguir el rastro con fines muy distintos.

 

Un hacker  puede asaltar nuestro ordenador con un virus troyano y acceder a todos los datos que guardamos en nuestro ordenador y usarlos con fines no muy éticos.

 

El informático forense, solo necesita una copia del disco duro para saber que se ha hecho en cada momento, incluso lo que se ha intentado borrar. Su trabajo es básico en procesos judiciales laborales, penales, derecho de familia…

 

Los teléfonos móviles son nuestro mayor rastro en la red, son “ordenadores de bolsillo” donde guardamos desde nuestras fotos personales a las contraseñas del banco. Es muy importante tener cuidado con el wifi libre, ya que es fácil que se pueda filtrar la información que se transfiere durante la conexión.Y, al igual que en el ordenador, se puede acceder a información borrada o perdida.

 

¿Es posible desaparecer de Internet?

 

Cada vez hay más personas que exigen su derecho al olvido y la comisión europea intenta ofrecer respuesta a todas estas demandas. La normativa exige  a las empresas que ofrecen servicios de Internet a cuidar los datos privados que tienen de sus usuarios y a borrarlos si ellos lo piden. Aunque los expertos aseguran que el borrado absoluto es complicado.

 

Borrar los datos de las bibliotecas virtuales puede ser un proceso largo y es necesario hacer una solicitud, lo que puede llevar a que durante este proceso la información haya sido reproducida por infinidad de webs. Lo que recomendamos desde aquí, es acudir a profesionales que nos asesoren de los pasos a seguir. El perito informático puede ayudar a hacer desaparecer nuestra huella digital.