En esta era de comunicaciones e Internet, cada vez es más habitual contar con dispositivos inteligentes en el hogar, ya sea el sistema de luces, persianas, o el propio aire acondicionado. Esta tecnología esta siendo aprovechada por maltratadores para volver locas a sus víctimas. Abuso doméstico lo han titulado en The New York Times.
Este caso ha llegado a nuestras oficinas por parte de un particular de Barcelona.
Maltratadores, acosadores y abusadores domésticos comienzan a usar el Internet de las Cosas (IoT) como arma.
Por un lado, tenemos al maltratador que conoce perfectamente la tecnología y la forma de aprovecharse de ella, al mismo tiempo que la victima apenas tiene conocimientos de lo que tiene en casa. Esto provoca que, además de poder controlar a la victima mediante escuchas o cámaras, también hacerle la vida más complicada.
Tanto es así que, no es algo extraño el incluir este tipo de ayuda (tecnológica) en las sesiones contra el maltrato, donde se enseña a la victima a llevar el control de sus dispositivos inteligentes.
Porque precisamente el desconocimiento es lo que permite a los maltratadores aprovecharse de la tecnología, ya que si no sabemos controlar un dispositivo, no podemos evitar que otra persona lo controle.
Esta tecnología se expande rápidamente y solo en EE.UU. ya hay millones de hogares inteligentes. Por eso debido al creciente aumento de abusos, los fabricantes deben asistir e incluir métodos de control para asegurar la intimidad y la salud de las personas además de que, desde los gobiernos, se legisle, ya que al ser una tecnología tan temprana no hay penas para estas actividades.
Algunos ejemplos de acoso usando tus dispositivos inteligentes:
- Apagar la alarma incluso antes de entrar en tu casa.
- Sobrecargar tu robot de limpieza para que explote y provoque un incendio.
- Subir la temperatura del aire acondicionado.
- Usar el frigorífico para comprar 200 litros de Leche.
Pero hay que tener cuidado al desarrollar las herramientas para dar control al propietario, ya que no podemos asegurar al 100% quien es la víctima. Si le facilitamos el control al abusado, ¿cómo sabremos que no se lo estamos dando también al abusador?